Leonarda Cianciulli, superstición y horror en Correggio.


Leonarda Cianciulli, conocida como "la Jabonera de Correggio", fue una asesina en serie italiana que aterrorizó a la pequeña ciudad de Correggio entre 1939 y 1940, lugar donde situamos estas coordenadas ya que no he conseguido localizar la zona exacta de la casa y, tampoco he querido buscar en profundidad y publicarla por respeto a las familias.
Su historia es una perturbadora muestra de superstición y obsesión maternal llevada al extremo más siniestro.

Desde una edad temprana, Leonarda mostró signos de inestabilidad emocional, habiendo intentado suicidarse en dos ocasiones. En 1917, contra la voluntad de sus padres, se casó con Raffaele Pansardi y se mudaron a Lauria. Después de enfrentar problemas legales por fraude, se establecieron en Lacedonia, pero un terremoto destruyó su hogar en 1930, llevándolos a establecerse definitivamente en Correggio. Allí, Leonarda abrió una pequeña tienda y ganó la admiración de sus vecinos por su apariencia amable y maternal.


A lo largo de su vida, Leonarda tuvo 17 embarazos, pero trágicamente perdió tres hijos por abortos naturales y otros diez murieron en la infancia. Esta serie de pérdidas la hizo extremadamente protectora de sus cuatro hijos sobrevivientes y la llevó a ser presa de supersticiones y miedos. Una vidente le había predicho que todos sus hijos morirían jóvenes, y otro le advirtió sobre un destino que incluía la cárcel y un asilo para criminales. Paulatinamente, se perturbaba la mente de Leonarda.

En 1939, el hijo mayor de Leonarda, Giuseppe, decidió unirse al ejército italiano para participar en la Segunda Guerra Mundial. Aterrorizada por la idea de perder a otro hijo, Leonarda desarrolló una creencia inquietante: su hijo podría estar protegido a través de sacrificios humanos. Convencida de que solo la sangre de mujeres podría proteger a Giuseppe, comenzó a buscar víctimas en tres mujeres de mediana edad que eran sus vecinas y que solían visitarla buscando ayuda.


La primera víctima fue Faustina Setti, una mujer soltera que buscaba el amor. Leonarda le prometió un posible candidato en Pola y le pidió que no revelara la noticia a nadie. Antes de partir, le ofreció un vaso de vino somnífero y la asesinó brutalmente con un hacha. Luego, desmembró el cadáver y lo convirtió en jabón y pastel de té. Ella y su hijo compartieron los terribles pasteles con visitantes desprevenidos.

La segunda víctima fue Clementina Soavi, a quien Leonarda le ofreció un trabajo como maestra en Piacenza. Igual que con su primera víctima, la convenció de escribir cartas para sus seres queridos y luego la asesinó, repitiendo el mismo proceso macabro de desmembramiento y fabricación de jabón y pasteles con sus restos.

La tercera y última víctima fue Virginia Cacioppo, a quien Leonarda aseguró un trabajo secreto en Florencia. Al igual que con las anteriores, la envenenó con vino somnífero y la asesinó para obtener su sangre y convertirla en horribles productos.

La desaparición de su tercera víctima levantó sospechas, y su cuñada informó a la policía, llevando al arresto de Leonarda.
Esta confesó sus crímenes, proporcionando detalles espeluznantes de sus actos atroces. En el juicio, fue declarada culpable y condenada a treinta años de prisión y tres años en un asilo criminal.



Durante su tiempo en prisión, Leonarda escribió sus memorias, donde describió fríamente sus crímenes. Murió en 1970 debido a una apoplejía cerebral.
A día de hoy, su historia sigue siendo un recordatorio perturbador de cómo la superstición y la obsesión pueden conducir a actos inimaginables de violencia y crueldad. Algunas pruebas del caso, incluido el caldero en el que hervía a sus víctimas, siguen siendo exhibidas en el Museo Criminológico de Roma, dejando un escalofrío en quienes se atreven a contemplar las profundidades de la mente de una asesina.


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