La Puerta del Sol, unas coordenadas interesantes.


En el año 2003, mis padres tuvieron el detalle de invitarnos a mi y todos mis hermanos de viaje a Perú. El objetivo del mismo para mi, era claro, ver y recorrer Machu Picchu, pero también otras muchas maravillas, pueblos y ciudades del país. Como Cuzco, pueblo del que quedé cautivado.


Machu Picchu, el antiguo poblado Inca (Llaqtapata) construido antes del siglo XV en la Cordillera Central al sur de Perú, situada a 2500 metros sobre el nivel del mar aproximadamente, era para mi algo muy llamativo. Precioso además de misterioso.

Para llegar a la ciudad de Machu Picchu, se podía hacer de dos formas, caminando por los antiguos (supuestos) caminos incas o por la carretera Hiran Bingham, en honor al re-descubridor de la ciudad en el siglo XX. 

Fue él, quien el 24 de Julio de 1911, acompañado por Melchor Arteaga, un arrendatario de tierras y el Sargento Carrasco de la Guardia Civil de Perú, llego a la ciudad y divulgo su importancia.


Volviendo a las formas de llegar... Por suerte, no tomamos la carretera, sino que caminamos durante 11 horas por la selva ascendiendo por un sinfín de escalones cada cual más distinto y más grande, parecía que no íbamos a acabar nunca la escalera infinita.



Menos mal que no siempre eran escalones, había tramos llanos de descanso para caminar un buen rato, algunas fuentes naturales para refrescarse esporádicamente y, muy de vez en cuando, alguna barandilla con buena soga junto a los escalones que ayudaba bastante su ascenso.

Creo que llevábamos unas 10 horas de excursión aproximadamente cuando mi hermano mayor y yo, que íbamos algo adelantados respecto a los demás, llegamos a La Puerta del Sol. Se veía al fondo, a unos 25 metros, girando a la izquierda. Le daban mucha importancia a la puerta la poca gente que había por allí, pero de primeras, aparentemente, no era gran cosa, hasta que me encontraba a un metro o menos, y al girarla, toda la vista de la ciudad Inca de Machu Picchu ante mis ojos, algo impresionante.


Debido a mi posible predisposición, a la expectación durante todo el viaje, la fatiga y a la impactante imagen ante mis ojos, me invadieron unas sensaciones que no puedo ni podre explicar.

En ese instante concreto, con la historia y las anécdotas que me habían contado, todo lo que me habían transmitido sobre el pueblo Inca y el estar allí en el punto exacto de La Puerta del Sol, sentí "Coordenadas con Historia".


Y esto es lo que pretende Coordenadas con Historia, transmitir o hacer sentir. 

"El poder de las sensaciones, allí donde ha pasado algo, en un punto concreto de nuestro planeta."