El Ingenio de Segovia, final del golpe de martillo.


Las primeras monedas acuñadas de la historia de las que tenemos constancia, datan del 600 a.C. aproximadamente, aparecieron en lo que hoy es Turquía. Todas ellas eran acuñadas a golpe de martillo, lo cual hacia las piezas únicas, contraproducente ya en la época por distintos motivos, los más listillos, por ejemplo, reducían parte del peso del metal sin que se notara.


En España, sucedía lo mismo. Todas las monedas eran acuñadas con martillo hasta que Felipe II, con el conocimiento de una nueva maquinaria para crear monedas proveniente de Austria, ordenó su implantación en España con el Ingenio en Segovia, ciudad elegida por capricho del monarca para construir los edificios a los pies del río Eresma.

El Ingenio de origen austriaco consistía en una maquinaria compuesta por un sistema de martillos movidos por ruedas hidráulicas, además del conjunto de departamentos restantes del proceso de acuñación.

Felipe II encargó a Juan de Herrera de Maliaño, considerado hoy uno de los máximos exponentes de la arquitectura renacentista en España, que llevara a cabo el proyecto junto a los arquitectos austriacos. En 1585, el proyecto estaba terminado y un año más tarde comenzaron las primeras acuñaciones, el resultado, era asombroso. Una acuñación en serie con dos prensas cilíndricas que acuñaba monedas perfectamente circulares y mucho mas detalladas que las de golpe de martillo.



Esto traía ciertas ventajas, ya no se podia sustraer un poco del preciado metal, oro o plata, sin que se apreciara notablemente.
Podemos ver la diferencia en la siguiente imagen de monedas de Felipe III, donde las de la derecha corresponden al Ingenio de Segovia.


Sin embargo, debido a que los metales preciosos de las Américas llegaban a Sevilla, allí es donde se producía la mayor cantidad de acuñación de moneda española, a golpe de martillo hasta 1700, año en que se instalaron métodos más modernos.

En 1868, cuando todas las acuñaciones de moneda real se centralizaron en Madrid, el Ingenio de Segovia quedó finalmente cerrado. 

Puede decirse, sin duda alguna, que las mejores monedas españolas durante aproximadamente 150 años en los siglos XVI y XVII, fueron acuñadas en El Ingenio de Segovia.

Hoy en día ha sido declarado Bien de Interés Cultural y se puede visitar este conjunto de edificios considerados los edificios industriales más antiguos y mejor conservados de Europa.




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